En nuestras manos se
alojan normalmente microorganismos que pueden causar infecciones. Lavarse las
manos es una forma sencilla y eficaz de evitar que los gérmenes se propagen
produciendo enfermedades infecciosas como resfriado, gripe y diarrea.
Deberíamos hacerlo
tras ir al baño, después de sonarnos la nariz, estornudar o toser. Es
especialmente importante lavarse las manos si se cuida o visita a personas enfermas
y tras estar en el Centro de Salud o en el Hospital. Una de cada doce personas
que ingresa en un centro hospitalario, adquiere una infección qe no estaba
presente en el momento del ingreso, y sin embargo, más del 50% de estas
infecciones se pueden evitar.
Convertir en una
rutina el acto de lavarse las manos antes de comer y, por supuesto, después de
ir al servicio, es la mejor manera de inculcar también a los niños un hábito de
higiene que les protegerá durante toda su vida.
Os mostramos la
técnica correcta para hacerlo.
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